Estancia de algo mas de veinticuatro horas recorriendo sus calles y canales - sorteando en ocasiones airados ciclistas y peatones ebrios de sensaciones transgresoras - entre fachadas de barroco holandés, houseboats, coffee-, sex- y smart-shops, mercados de pulgas, máquinas expendedoras de croquetas, urinarios a la intemperie, restaurantes de comida asiática, puestos de venta de bulbos de tulipanes, tiendas de anticuarios; hay pocas cosas que no se puedan comprar y experimentar en esta ciudad y un día soleado es una de ellas pero afortunadamente acompañó el buen tiempo....